martes, 25 de diciembre de 2012

¿Qué hago con la enviada?


Aprender a dominar mi ego en vez de que él me domine a mí.
Aprender a ser humilde, admitir cuando alguien me ha ganado y elogiarlo por ello (buena deportividad)

Saber que puedo fracasar y motivarme en la auto-superación constante a mí misma.

Acostumbrarnos a centrar la atención en los aspectos positivo de la realidad y no en los negativos, y a ver la vida de forma más positiva y las circunstancias también.

Estimular la empatía.

Favorecer la confianza en una misma y en los demás. Valorarme correctamente, en mis capacidades, sin infravalorarme ni sobrevalorarme.
Aprende a colaborar, para dar y pedir ayuda a los demás.

Interpretar mi progreso personal mediante la comparación con mis competencias y habilidades, no con las de los demás.
Aprender a ser optimistas, ver los aspectos positivos sin dejar de percibirlos con precisión.

La habilidad de compararme conmigo misma, me permite adquirir el sentido del progreso personal.
La humildad de reconocer y aceptar un deseo insatisfecho es darle una funcionalidad positiva. Aprendo a ponerme en el lugar de los demás.

La humildad favorece la confianza en una misma.
La humildad de relativizar el éxito propio y tomarlo incluso a broma.

La humildad acepte y agradezca lo que es, lo que soy y lo que tengo.
La humildad para aceptar que no todos tenemos el mismo talento ni el mismo destino.

La envidia surge de mi baja autoestima, que se basa en una comparación negativa con los demas, cuyos logros considero injustos y amenazantes para mí. Superar la envidia implica desarrollar mi autoconfianza, centrarme en mi vida más que en la de los demás, ponernos en el lugar de la persona envidiada y priorizar ante todo el valor de las buenas relaciones.
 
Texto original de: Mª Asun Contreras
 
 

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