lunes, 11 de septiembre de 2017

Niña-Diosa Freya

Por fin verano para jugar con mis amiguitas, amiguitos: Gea, Eolo, Apolo, Diana y Artemisa, Dionisio, Selena, Neptuno y Poseidón, Eco, Hefesto y Hestia, Conste y Estrella, …

Lo primero que hice fue hacer los saludos a Selene, Apolo y Lorenzo, … que no paraban de jugar al esconderite con las nubes.

Luego me puse a correr, a saltar, y a bailar con Gea. 
Construimos un gran castillo de arena, bañado por las aguas cristalinas, que nos prestó Neptuno y Poseidón.

Grite de alegría y el Eco me contesto, así que nos pusimos a cantar.

Hestia y Hefesto me propusieron contemplar y admirando los fuegos artificiales, con su explosión de colores, sonido y olor, y también me proporcionaron el fuego del hogar de mi castillo, donde queme todas las energías negativas.

Con Diana y Artemisa olí el frescor de la hierba mojada, me mostraron sus ríos y lagos, done habitan las hadas y las ninfas, y todas sus criaturas, ciervos, gabatos, águilas, … me escondí entre las hojas muertas y recogimos flores, me bañaron con los olores pétalos de mil una flor.

Dionisio nos hizo reír a todas y todos contándonos chistes, haciendo mueca poniendo caras, nos disfrazábamos, solo quería que nos riéramos, y nos ofreció sus codiciadas uvas con sabor a néctar de los dioses, miel y canela.

Eolo también quería jugar así que empezó a soplaba y soplaba.
Quería quitarme el casco alado y al final lo consiguió, y salió volando al rescate de una cría de charrancillo que había caído al mar y no podía volar, sus padres estaban muy nervioso y asustado.

Con la ayuda de Neptuno y Poseidón conseguimos sacarlo del agua, mientras sus padres sobrevolaban, expectante, sobre nosotros, cuando seco un poco las plumas hecho a volar con sus padres hacia el infinito.

Con Neptuno y Poseidón nadamos, buceamos y cabalgamos a con delfines contemplando todos sus tesoros, sus perlas, sus corales, sus caracolas, sus conchas, estrellas, … y se me callo mi precioso y mágico collar de oro, entonces de mis ojos brotaron lágrimas de oro que al caer al mar se transformaron en ámbar.

Selena nos sorprendió con su mato, negro azabache, acompañaba de Conste y Estrella. No pude resistirme a la tentación y cogui mi carroza tirada de linces para explorar esos exóticos mundos.

Las noches y los días se sobreponían, acompañados de momentos de serenidad y cuentos con los que nos quedábamos dormidos, soñando despiertos, contemplando el gran esplendor y belleza.


Estas han sido parte de mis aventuras de este verano.

Texto original de: Mª Asun Contreras