He aprendido a valorarme, a tener una mejor y mayor autoestima.
He aprendido a no culpar, ni culparme, ni sentir lástima de mi misma.
He aprendido que no siempre es suficiente ser perdonado por los demás. A
veces tienes que aprender a perdonarte a ti mismo, y también yo perdonar a los
demás.
He aprendido que el dolor, la ira, la culpa, la frustración, el enojo, la
tristeza, la impotencia, la crítica, el rencor, el resentimiento, la venganza,
el miedo, …etc. no son buenos consejeros si no sabes cómo mirarlos.
He aprendido que el amor, la serenidad, la paciencia, la confianza, la
intuición, la amistad, la templanza, la paz interior me hacen sentirme bien.
He aprendido a preguntarme si soy feliz y cuanto más me lo pregunto más
feliz soy.
He aprendido a ver las oportunidades donde antes veía los problemas.
He aprendido que mi vulnerabilidad es mi fortaleza.
He aprendido a vivir con mis inseguridades, mis miedos, mis errores,…etc.
He aprendido que ser bondadosa, ya que es más importante que tener la
razón.
He aprendido que cuando planeo vengarme de alguien, estoy dejando que esa
persona continúe hiriéndome.
He aprendido que no puedo decidir cómo me siento, pero si puedo decidir qué
voy a hacer al respecto.
He aprendido que soy responsable de lo que hago, no importa cómo me sienta.
He aprendido que si no controlo mi actitud, ella me controlará a mí.
He aprendido que cuando estoy enojada, aunque tenga derecho para estarlo,
eso no me da el derecho a ser cruel, ni a herir a los demás.
He aprendido que mi pasado y mis circunstancias pueden haber influenciado
en quien soy, pero soy responsable por ser quién soy.
He aprendido que siempre existen tres enfoques en cada historia: mi verdad,
tu verdad, y la verdad.
He aprendido que me va a tomar mucho tiempo llegar a ser la persona que quiero
ser.
He aprendido que es más fácil reaccionar que pensar.
He aprendido que puedo hacer muchas más cosas de las que creo poder hacer.
He aprendido que no importan las circunstancias, lo importante es como
interpreto MIS circunstancias
y para ello necesito perspectiva y distancia.
He aprendido que requiere años desarrollar la confianza, y un segundo
destruirla.
He aprendido que dos personas pueden observar la misma cosa, y ver algo
totalmente diferente.
He aprendido que puedo escribir y hablar de mis sentimientos, para aliviar
mi dolor.
He aprendido que el único momento valioso es: Ahora.
He aprendido que no importa si mi corazón está herido, el mundo sigue
girando.
He aprendido a confiar en la vida, aunque esta siempre me pone a prueba, ya
que para eso estoy aquí.
He aprendido a ser paciente y tolerante conmigo y con los demás.
He aprendido a rebajar mi grado de exigencia.
He
aprendido que lo que verdaderamente cuenta en mi vida, no son las cosas que
tengo alrededor sino las personas.
He aprendido que hay cosas que puedo
hacer en un instante que ocasionan dolor durante toda la vida.
He aprendido que la madurez tiene más
que ver con las experiencias que he tenido y aquello que he aprendido de ellas,
no con el número de años cumplidos.
He aprendido que la verdadera amistad,
y el verdadero amor, continúan creciendo a pesar…
He aprendido que no puedo compararme con lo mejor que hacen los demás, sino con
lo mejor que puedo hacer yo.
He aprendido que necesito ser flexible ya que así me adapto mejor.
He aprendido a que no hay reglas de oro.
He aprendido hacer lo mejor que puedo con lo que soy y tengo.
He aprendido a que la vida no es sencilla y que es sencilla, que la vida es
contradictoria.
He aprendido a soñar y alcanzar mis sueños y nunca dejare que mis temores
fueran, ni sean más grandes que mis ilusiones, ni que el amor por el desamor.
He aprendido que cada persona está en su propio nivel de desarrollo.
He aprendido a dar gracias por lo que soy, por quién soy y como soy, y a todas
las personas que me ha acompañado y me a acompañaran en este viaje.
He aprendido que una mirada, una sonrisa, una caricia, una puesta de sol,
ver jugar a los niños o a unos cachorritos, un paisaje, el murmullo de un rio,
las olas del mar, el olor a salitre, a hierba cortada, a la tierra mojada, el
canto de los pájaros, la música, el baile, una buena comida, un buen vino, una
buena compañía, etc. Esas son las cosas por las que la vida vale, todo lo
pequeño e insignificante que no se puede ni comprar ni vender.
Todo esto es lo que he aprendido y seguro que hay más, pero lo he
olvidado, para que esta vez no se me olvide en mi corazón lo voy a guardarlo.
Texto original de: Mª Asun Contreras