Es
estar segura de mi misma, de mis ideas, poderes y habilidades, lo cual implica
conocerme y conocerlos, y saber expresar lo positivo que hay en cada momento de
la vida.
Expresar
y hacer patente con normalidad mis valores, mis capacidades, mi identidad.
Reconocer mis miedos, mis culpas.
Respetar
mis deseos, necesidades y valores.
Buscar
formas de expresión adecuada.
Es
la disposición a valerme por mí misma, aún a sabiendas de que habrá momentos en
que necesite de ayuda, de apoyo, de consuelo, etc.,
Es
ser quien soy abiertamente, a tratarme y que me traten con respeto en todas las
relaciones.
Saber
decir no.
Saber
hacer peticiones.
Saber
expresar mis emociones tanto positivas como negativas adecuadamente.
Saber
sentir, reconocer, y aceptar, tanto las emociones negativas como las positivas.
Saber
hacer críticas constructivas.
Saber
recibir críticas sin que me afecten intrisivamente a lo que soy, a lo que
valgo, y que las críticas me sirvan para crecer y madurar, haciéndome cargo de
mis decisiones, y aptitudes.
Saber
expresar y defender mis opiniones adecuadamente.
Saber
negociar, llegar a acuerdos o pactos.
Saber
defenderme y protegerme de la hostilidad.
Saber
defender mis derechos.
No
convertirme en un disco rayado, o en una sabelotodo.
Reconocer
la verdad o posible verdad que hay contenida en las criticas que recibimos,”sin
negarla o defendernos” sin necesidad de pedir perdón, humillarnos o
justificarnos por ello.
Texto original de: Mª Asun Contreras
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