martes, 19 de mayo de 2015

DESDE LA GRANDEZA DE MI DIOSA

El perdón es un acto de amor, generosidad y humildad que proviene de un corazón puro, de un alma vital e infantil, no de un pensamiento analítico y razonado. 

No sé si todos y todas y en todos los momentos y circunstancias estamos en tal estado de pureza infantil y vital. 

Sino es así solo son palabras sin valor, sin sentimiento, sin corazón. 

El perdón que espera una respuesta no es PREDÓN, es un arma vengativa, una provocación rencorosa, y la contestación que recibe no es de la persona a la que se la pedido, es de si misma o mismo, y es la multiplicación del su odio, de su dolor…

El perdón se experimenta como un 
sentimiento de dicha, de paz, de amor, de alivio, de 
expansión, de confianza, de libertad, de alegría y una sensación de estar 
haciendo lo correcto.

Cuando perdonamos, no aprobamos las malas acciones, ni cedemos ante ella.

El perdón nos da vida, es una bocanada de aire puro que nos otorgamos a nosotros mismos, al sacar nuestro resentimiento, frustración, dolor, odio,… y a los que perdonamos les otorgamos la posibilidad de cambio, de regenerar, de restituir…

El perdón es un acto individual que no necesita ni honores ni reconocimientos. 

Con el perdón renunciamos a hacer nuestra la justicia, a la culpa, al odio, al enojo, a la venganza, a ir de victimas, por aquello que nos dolió, es sacar la amargura que genera rencor, saca las espinas calvadas en el corazón.

El perdón solo requiere un cambio de percepción, otra manera de ver y percibir la vida, de considerar a las personas y las circunstancias que nos han causado dolor y problemas.

Decir que el violador y asesino de tu hija, o cuando tu marido o tu hijo han sido asesinados. es una oportunidad para el crecimiento, la toma de conciencia y para desarrollar nuestra compasión, se hace y es muy duro y también muy liberador.

Tú tomas la decisión, de perdonar o ir de victima, solo decir que las dos tienen unos costes, la vida en plenitud o la muerte en vida.

No dejen que el sol se ponga sobre tu enojo.
No dejes que anochezca y te vayan a dormir sin habré perdonado.
 Da gracias por todo lo bueno que hay en tu vida y que a veces no lo vemos o no valoramos hasta haberlo perdido.
Perdona, perdónate.
GRACIAS


Texto original de: Mª Asun Contreras



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